Durante la época del boom inmobiliario, nos acostumbramos a oír ofertas agresivas para hipotecas en donde se ofrecía hasta un 100% de financiación más los gastos, lo que permitía incluso contar con presupuesto suficiente para remodelar o amueblar la casa.
Actualmente los bancos tienen un perfil más conservador y normalmente ofrecerán un 80% del valor de la tasación de la propiedad que quieras adquirir. Por tanto, debes contar con el 20% restante más el 10-15% extra del valor de la vivienda para afrontar el pago de impuestos y otros gastos que puedan surgir.
En algunos casos específicos los bancos pueden financiar la operación hasta un 90 o incluso un 100%, pero casi siempre para adquirir inmuebles de su propia cartera, o bien en operaciones con un comprador solvente, que aporte algún tipo de aval, y en condiciones más exigentes de las habituales (plazos de amortización más cortos y comisiones más elevadas).